—Yo... yo...
Alex se ahogó cuando Gabriel lo levantó bruscamente por el pelo. El rostro del príncipe lucía oscuro y sombrío, desprovisto de cualquier expresión, excepto por esos ojos violetas que ardían de rabia.
—No hice nada —Alex finalmente logró decir.
—¡Su Alteza, le suplico que suelte a mi hijo! —rogó Ethan. Vinette hizo lo mismo, llorando y suplicando al príncipe.
Gabriel abofeteó fuertemente a Alex antes de hablar:
—¿Enviaste a alguien a matar a Amelie? ¡Di la verdad o tu boca será destrozada primero! —amenazó esta vez a Alex.
Alex lo miró con una mirada aterrorizada. Sabía que Gabriel no estaba bromeando. Amelie tampoco estaba allí, así que nadie podría detener a este bastardo loco de usar la violencia.
—¡Fue Flora! ¡No mi hijo! —gritó Vinette.
—Respóndeme, Alex —dijo Gabriel. Su mano se movió hacia su boca.