En esa oscuridad

Casaio envió de vuelta a Dominick y Katelyn mientras entraba en la habitación. Encontró a Gabriel sentado en la silla, mirando fijamente a Amelie.

—Skye dijo que Amelie estaba bien —dijo Casaio.

—¿Por qué no me dejaste matar a Alex ese día? —Gabriel inclinó la cabeza para mirar a su hermano mayor—. Si lo hubiera acabado ese día, nada de esto habría sucedido.

Casaio sostuvo la mirada furiosa de su hermano antes de meter las manos en los bolsillos de sus pantalones.

—¿Por qué crees que matar a alguien es la respuesta a todo? —le cuestionó Casaio.

—Acabar con el problema es la solución —respondió Gabriel—. Tú no entenderás lo que se siente al ser amado. A diferencia de mí, tú lo tuviste todo, Casaio. Yo solo tengo a Amelie y a su cachorro, que me aman. En su presencia, siento que también pertenezco a algún lugar —afirmó.

Casaio se llevó la mano a la cabeza. —Me disculpo por detenerte ese día —dijo y caminó hacia la cama. Miró a Amelie antes de continuar: