—No esperaba que le dijeras eso a Gabriel —comentó Raidan divertido a su esposa.
—Ni yo sabía que iba a decir eso —susurró Mabel.
—Bueno, Amelie ha provocado un cambio en nuestro hijo. Gabriel quería ser amado. Kate me dijo por teléfono que Amelie es una mujer dulce. Ella no sabía que el hombre que la rescató la noche que la estaban cazando no era otro que Gabriel. Amelie nunca se aprovechó de su estatus. Espero que les des tu bendición y olvides la profecía que siempre te hizo estar tan distante con Gabriel.
Cuando Raidan terminó esas palabras, esperó la respuesta de Mabel. Pero ella permaneció en silencio.
—No mantengas esa cara estoica frente a Gabriel. Él todavía espera ver el amor de su madre. Puede decir que no le importa, pero sí le importa. Después de todo, para nosotros sigue siendo un niño —opinó Raidan mientras alcanzaba su mano y la acariciaba suavemente.
Mabel murmuró y frunció el ceño.
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