Por la noche, después de cenar, Gabriel llamó a Amelie mientras apoyaba la cabeza contra el cabecero.
—¿Estás bien? —preguntó Gabriel.
—Sí, estoy bien. ¿Cuántas veces has preguntado por mi bienestar? —cuestionó Amelie.
—No puedo evitar preocuparme. Mi mamá te puso entre las personas en las que ni siquiera confío un poco —respondió Gabriel.
—Umm... No culpo a tu madre. Solo quiere que me quede con mi familia. Vi a mi mamá llorando antes en silencio. Debe estar arrepentida por lo que me hizo. Sobre Flora, no tengo mucho que decir. Pero no me harán daño. Te preocupas demasiado. Denzel vino antes a ver cómo estaba. También lo has molestado a él —se quejó Amelie.
—Tu seguridad es mi prioridad, por eso —afirmó Gabriel.
—¿Cenaste? —preguntó Amelie.