Cada pedazo de placer y amor

Gabriel recogió los pétalos de rosa del colchón y los puso sobre la mesa de cristal. Al erguirse, escuchó el clic de la puerta del baño y dirigió su mirada hacia allí.

Amelie salió del baño con el camisón mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, su largo cabello caía en cascada sobre su pecho y espalda.

Gabriel tragó el nudo que se formó en su garganta, sus ojos cambiando a un tono más profundo de violeta mientras no se despegaban de su rostro.

Amelie se mordía el labio inferior mientras caminaba hacia adelante, sus ojos brillando con anticipación, su corazón latiendo salvajemente contra su pecho.

—Puedes usar el baño si quieres —murmuró Amelie, sus pies se detuvieron lentamente mientras miraba la suave alfombra bajo ella.

Gabriel se acercó frente a ella en un nanosegundo y sostuvo su barbilla suavemente para que sus miradas se encontraran.