Debajo de la mesa

Cuando Audrey lo escuchó llamarla Catherine, sonó exactamente como si Mikhail estuviera hablando con ella.

Miró a sus ojos y su corazón se derritió, él se veía tan vulnerable, como si estuviera arrepentido de todas las cosas malas que le había hecho en ese momento, y tenía miedo de que ella lo rechazara sin perdonarlo.

Se veía solitario y asustado.

Audrey entendió en ese momento que solo ellos podían hacerse felices, después de todo, estaban destinados el uno para el otro desde hace mucho tiempo, ¿por qué deberían perder el tiempo peleando cuando podrían vivir juntos felizmente?

—Lo siento por preocuparte, solo necesitaba aclarar mi mente —dijo ella en voz baja.

—Está bien —el Alfa Lago la envolvió en sus brazos, abrazándola amorosamente como si fuera lo más precioso y frágil en su vida.

Audrey apoyó su cabeza en el pecho del Alfa Lago. Necesitaba esto. Después de lo que había pasado desde hoy, este era exactamente el tipo de trato que necesitaba de él.