Audrey había enviado un mensaje a su madre, que estaba en el coche detrás del suyo, diciéndole que recordara actuar distante con la gente.
Green iba con Isabella, y Audrey sabía que no tenía que preocuparse de que Luna se emocionara demasiado y saliera del personaje. En primer lugar, no tenía amigos, excepto Miranda y los gemelos. En segundo lugar, apenas mostraba emociones, así que la mente de Audrey estaba tranquila en ese aspecto, solo esperaba que Lago no descubriera nada sospechoso.
—¡Mamá, mira! ¡Un lobo! —Mikhail pegó su frente a la ventana mientras atravesaban la frontera de la manada.
Audrey sonrió, observándolo en su entusiasmo. Había estado durmiendo desde el aeropuerto, estaba contenta de que se hubiera despertado unos minutos antes y pudiera ver cómo entraban en la manada.
—Esos son hombres lobo, querido, igual que mamá, Lago, y tú en unos meses —le frotó la espalda.
—Wow, increíble —susurró él.