Audrey había decidido preparar el desayuno de Lago ella misma, quería asegurarse de que estuviera bien alimentado.
Estaba en la cocina, su madre de pie junto a ella mientras cocinaba.
—Estamos listos para irnos pero aún no le has contado sobre tu plan... ¿cómo va a hacerlo funcionar? —preguntó Isabella en voz baja.
—Se lo diré. Confía en mí, él estará listo cuando yo lo esté —respondió Audrey, mirando hacia la sala para ver a Lago charlando con Mikhail.
Suspiró y apartó la mirada de ellos—. Él estará listo —dijo en voz baja.
Después de servir la comida en el comedor, fue a llamar a Lago y Mikhail para comer.
—La comida está lista, Bebé —dijo, mirando a su hijo, pero no se perdió la mirada que Lago le dio.
—Vamos, la comida de Mamá es la mejor —Mikhail tomó la mano de Lago y tiró de él para que lo siguiera.
Lago se levantó y siguió al niño—. Tienes que encontrar cómo dirigirte a él... ese título debería ser mío —le susurró a Audrey antes de alejarse.