Ejército Muerto

La puerta de la sala del hospital se abrió, y Alfa Lago entró, absorbiendo la atmósfera de la habitación.

—Alfa —llamó María cuando Alfa Lago entró en la habitación.

—Veo el parecido —miró fijamente Isabella a Alfa Lago, su rostro inexpresivo.

—Madre, él es el...

—El hijo del hombre que me desterró de mi manada —completó Isabella.

Audrey entró en pánico. Nunca esperó ver este tipo de escena; no pensó en la reacción de su madre cuando descubriera que estaba emparejada con el hijo del hombre que la envió lejos de su manada.

Ahora, tenía que encontrar una manera de convencerme de que Alfa Lago era un buen hombre.

—No, Madre, por favor no lo juzgues por lo que hizo su padre —Audrey intentó intervenir.

—Está bien, Gatita —Alfa Lago sostuvo su brazo, avanzando para acercarse a la cama de Isabella.

—Hola a todos —Alfa Sebastián de repente entró en la habitación, yendo directamente a pararse junto a Audrey.