Golems de Carne

Alfa Lago había ordenado a los guerreros de la manada que se dispersaran por las fronteras, pidiendo a algunos que se quedaran atrás y vigilaran la casa segura donde habían trasladado a todas las mujeres y niños.

Se quedó con Andrew y Alfa Sebastián a su lado.

—Sabes, tal vez no deberías haberle dicho eso —dijo Andrew con cautela.

Alfa Lago lo fulminó con la mirada.

—Dame una respuesta honesta, Andrew —dijo con calma.

Andrew asintió, esperando la pregunta.

—Si Alex estuviera en el lugar de Audrey, ¿lo dejarías ir? —preguntó, mirando directamente a Andrew para ver su expresión.

Y como esperaba, Andrew frunció el ceño por un segundo y luego negó con la cabeza.

Andrew suspiró.

—No lo haría —respondió.

Alfa Lago se burló, luego caminó adelante.

—Exactamente. Por eso no puedo dejarla ir, Andrew; ella es mi vida; si algo le sucede, terminaré con mi vida en el siguiente segundo —dijo seriamente.

Andrew y Alfa Sebastián compartieron una mirada detrás de él.