Audrey entró en la habitación de Miranda y encontró a su madre sentada en la cama.
—Hola, hija —Isabella le hizo señas para que se acercara a su lado.
—Hola, mamá, pensé que tenías tu propia habitación —cuestionó Audrey mientras se sentaba en la cama junto a su madre.
—Sí, querida, la tengo. Pero, escucho que hay problemas en camino, así que quería estar cerca de mi hermana antes de que se fuera —dijo Isabella con tristeza.
Audrey apretó los labios; entendía que su madre no quería que le pasara nada a su hermana; por la expresión de su rostro, ni siquiera quería que fuera a la batalla.
—Y, estoy más preocupada por ti, ¿no puedes quedarte? Algunos guerreros capaces lucharán en tu lugar, Audrey, por favor no vayas —Isabella agarró las manos de Audrey, mirándola suplicante.
Audrey suspiró.