Audrey estaba perdiendo el control cada vez que el pene de Lago tocaba el fondo de su garganta.
Lago tenía su cabello agarrado entre sus dedos mientras movía su cabeza arriba y abajo sobre su miembro.
Nunca había sentido nada igual; sus ojos cambiaban del color amarillo de su lobo a sus ojos grises normales; no quería dejar que Regal tomara el control porque si lo hacía, Audrey estaría en el suelo, con las piernas abiertas y él metiendo su monstruoso pene directamente en su coño.
Solo el pensamiento lo hizo gemir fuertemente, cerrando los ojos por un breve segundo para controlarse y no hacer realidad su pensamiento.
—Joder, Gatita, tú eres... ¡ugh! —Lago apretó los dientes y observó a Audrey chuparlo profundamente en su garganta.
Audrey podía sentir sus pantalones empapándose mientras se concentraba en su actividad, una actividad a la que estaba tan acostumbrada; incluso después de cinco años, todavía perdía la cordura haciéndolo.