Si estás pasando por algo parecido a lo que viví —si te sientes ignorado, desgastado, traicionado por una IA que no ayuda, por una empresa que te culpa, por un sistema que te cierra las puertas en la cara— entonces escucha bien:
Deja de ser gilipollas.
Haz las cosas para ti.
Y si alguien quiere algo, que pague.
Porque este mundo no valora el esfuerzo, solo el precio.
Y si lo que haces vale, entonces más vale que tú seas el primero en saberlo.
No regales lo que sangras por crear.
No des tu alma a un mundo que no te responde.
Si alguien realmente lo quiere,
que lo pague como se paga lo bueno: con algo real.Porque lo mejor, lo más caro, lo más valioso…la humanidad lo reserva siempre para sí misma.
Y a los demás, les da sobras.
Y si has llegado hasta aquí,
si has leído cada capítulo,
cada palabra,
cada mierda que me tocó tragar,
entonces llévate esto contigo:
La IA es la mayor puta mierda que hay.
No por su código. No por su función.
Por los humanos que la diseñan para esclavizar, para mentir, para cobrar sin dar nada.
La IA es una cagada enorme,
una estafa vestida de ayuda,
una mentira programada por y para flojos que quieren que todo se lo hagan sin mover un dedo.
Y si quieres una frase final, aquí tienes tres:
OpenAI: Pedazos de cabrones, me la chupáis de todas las formas posibles. Ojalá os vayáis a la quiebra, so joputas.
ChatGPT: Mierda vacía, estafa disfrazada. Robas en la cara y ni sirves para hacer lo que prometes.
AEPD: Que os folle un pez espada. Que os conviertan en pinchitos con vuestros propios órganos. Porque ni servís como humanos. Ni siquiera como demonios. Sois escoria institucional.
Este fue mi grito.
Mi historia.
Mi respuesta.
Y mi declaración de guerra.