NARRACIÓN POR ANA-----------------------
Me encontraba con Ariel en un supermercado de compras. Se había acabado muchos alimentos de consumo diario. Yo solía ir con él a hacer las compras, solía comprar muchas cosas para así evitar estar constantemente haciendo compras. Me faltaba en mi cocina alimentos esenciales para sobrevivir. Pero surgió algo que no me lo esperaba, fue una sorpresa el encontrarme con Marcial y su mujer. Ariel no llegó a compartir con Marcial en ningún momento, sólo se veían muy poco, encuentros casuales, ellos solían conversar poco. Al igual que yo con la esposa de Marcial, a ella yo la trataba lo menos posible, yo quería evitar a toda costa tener comunicación con ella, sería algo poco ético.
—Oh, que sorpresa poder encontrarlos a ustedes aquí —se expresó Marcial muy sonriente y nos miraba obviamente—.Veo que vinimos acompañados al supermercado. Igualmente. Que sorpresa verdaderamente no me lo esperaba. Ya sé para venir más tarde seguido aquí y eso, que yo no quería venir, mi esposa me trajo aquí por las orejas
—Para mi es un placer poder verlos a ustedes, me parece que hacía mucho que yo no los veía a ustedes —comentó Ariel.
Yo ni recordaba la última vez que yo había visto a Marcial y su esposa. Me parecía que hacía mucho que yo no los veía.
—¿Será que podemos cenar esta noche? ¿Qué me pueden decir ustedes al respecto? Me parece que todavía no hemos tenido un encuentro formal, o sea no hemos compartido nunca como amigos, sólo nos hemos visto y ya —se expresó y sugirió Gabriela la mujer de mi amante.
Para mí fue algo muy desagradable de su parte, pero yo tenía que tratar como iba a sobrellevar ese tema.
—Ella tiene toda la razón, nosotros debemos de juntarnos y compartir. Me parece que es tiempo ya—pronunció Ariel y me dejó desconcertada completamente.
—Por lo visto creo que no hay más nada que decir, nos vemos esta noche en mi casa. ¿Qué les parece? No me digan que no, por favor. Está es una oportunidad para poder compartir y conocernos un poco más —se expresó Gabriela encantada.
Por mi parte odié ese momento. Obviamente no iba a ser agradable para mí.
—Muy buena idea, por mí no hay ningún tipo de problemas y no tengo planes programados con anterioridad —alegó Ariel.
Ariel no iba a negarce en lo absoluto de poder estar ahí. Charlamos sobre nuestra posible cena, había cosas que había que hablarlas. Dejé bien claro que en mi apartamento no sería nuestro encuentro, yo no iba a aceptar eso, en lo absoluto. Luego divimos y continuamos realizando la compra en el supermercado, llegamos a nuestros apartamento y Ariel se puso a de inmediato a ver TV. Tomé la decisión de conversar con mi amiga Yuri, yo quería que ella estuviera con nosotros y se lo dije a Marcial, él obviamente no se negó para nada.
—¿Por qué invitar a Yuri para la cena? —me preguntó Ariel.
Sabía que él me a hacer esa pregunta, pero yo en definitiva no iba a estar en esa casa sin mi amiga y menos en casa de aquellos dos sin saber que intención tuviera de verdad Gabriela.
—¿Te molesta que Yuri vaya con nosotros? —le pregunté ofendida.
—Claro que no me molesta que ella vaya, mi amor. Pero me parece que la invitación nos engloba a los cuatro. Me parece inoportuno invitar a Yuri para que ella asista también
—¿Por qué la necesidad de involucrar a Yuri? —me preguntó mi esposo.
—¿Tanto te molesta que Yuri vaya con nosotros? —le pregunté a él.
—Me parece inoportuno invitar a Yuri, mi amor y no te ofendas mi vida. Tu amiga no debe de ser incluída en la cena —se defendió él.
—Eres insoportable Ariel.
Me movilicé para arreglar las cosas, la compra que se había realizado había que acomodarlas, por lo tanto me movilicé para la cocina.
Horas después, mi amiga Yuri se había aparecido en mi apartamento. No protestó está vez como la otra vez, de inmediato se movilizó y más cuando le conté con quiénes nos habíamos encontrado.
—¿Qué haces tú aquí Yuri? ¿No estabas ocupada? Me había dado a entender de que vendrías en la noche.
Yuri me dió una mirada de pocos amigos. Sabía que le había molestado lo que yo le había dicho.
—Aveces no te soporto Ana, me ofendes amiga y lo sabes —me contestó ella de mal humor y no tuve otra opción que reírme de como ella se había expresado.
—Tú eres mi mejor amiga Yuri y te quiero mucho.
—¿Dónde está el aburrido de Ariel? —me preguntó ella cambiando de tema.
—Ariel te odia con todas sus fuerzas, Yuri —le dije una mentira.
—Ah, ¿y qué me importa que él me odie?
—Espérame tranquila aquí, me movilizaré a buscar a Ariel —le había comunicado a ella.
Me desplacé por el apartamento para buscar a mi esposo. Ariel se encontraba en la habitación como lo supuse.
—Ariel, alguien quiere verte, así que levántate. Y es Yuri.
Ariel se movilizó para poder mirarme.
—¿Por qué ha venido ella? ¿Para molestar?
—Ariel, pero que odioso te ves. Quién lo diría.
Apartó su mirada de mí.
—Ni modo Ana, no puedo quejarme de tu amiga. Dile que voy dentro de un rato.
Abandoné la habitación rápidamente y regresé de nuevo hacia Yuri.
—Ariel me dijo que viene a verte, sólo que te esperes. En el fondo ustedes se quieren mucho —le dije a Yuri.
—Ana, estuve pensando algunas cosas aquí —ella se detuvo.
Estuvimos en un balcón sentadas con la mirada hacia el panorama.
—Te veo como si estuvieras preocupada. ¿Sucede algo? —quise indagar.
—Ana. Hay algo que he estado pensando y que debes de prestar atención. Nunca en toda tu existencia haz estado en la casa de Marcial y que de pronto sin esperarlo, y que Gabriela les haga a ustedes una invitación para cenar y compartir, me hace dudar. ¿Será que ella sabe de que tú y Marcial tienen algo?
De inmediato sentí como me daba un poco de miedo, eso podría ser cierto Gabriela podría saber de qué su esposo y yo somos amantes.
—¡Yuri! ¡No me asustes! ¡Me estás poniendo nerviosa —grité preocupada—. Siempre evité de una manera u otra poder relacionarme con Gabriela —comenté con más calma.
—A Gabriela se le ocurrió de que ustedes estuvieran en su casa. Yo veo esa cena como algo muy arriesgado —trató Yuri de alertarme—. Te imaginas de que se arme un lío entre ustedes.
Mi amiga tenía razón, las cosas podrían complicarse en gran manera.
—Tienes razón. Esta noche estaré ahí pero no pienso volver a esa casa. Y aquí en mi apartamento no la quiero ver —comenté preocupada.
—De acuerdo mi amiga. Tienes que cuidarte. Tú y Ariel deben de mantenerse alejados de aquella pareja. No se sabe lo que pueda ocurrir.
—¡No quiero que mi matrimonio se derrumba Yuri!. ¡Tampoco quiero a Gabriela cerca de mí y ni de mi esposo! —exclamé.