NARRACIÓN POR ANA------------------------
Mi esposo y yo logramos acomodar nuestro nuevo apartamento con éxito. Marcial me había preguntado que por qué nos mudamos y yo le dije la verdad, él obviamente se lo encontró bien y me apoyó siempre e incluso me dió dinero para que yo comprara algunas cosas para mi apartamento. Llegó el día en que íbamos a vernos y alquilamos un AirBnB sin olvidar que Marcial iba luego a comprar un apartamento o una casa para vernos.
—¿Satisfecho querido? —le pregunté después de haber tenido sexo con él.
El respiraba con dificultad. Marcial era muy insaciable. Si por él fuera, estuviéramos todo el tiempo teniendo relaciones. Era muy fogozo e imaginativo por supuesto.
—Yo nunca estoy satisfecho y lo sabes Ana, no sé por qué me preguntas eso—me respondió él después de un rato.
Él no me había respondido de una vez, por un rato permació callado mirando al vacío, mientras yo esperaba su respuesta.
—Eres muy candente. Quieres estar todo el tiempo encima de una mujer y sabes muy bien de que no me equivoco Marcial —me expresé yo.
—Lo sabes Ana. Si por mí fuera, yo estuviera todo el tiempo entre las piernas de una mujer —lo ví sonreír a él.
—No podemos permanecer mucho tiempo. Guarda las ganas que te queda para Gabriela, espero que puedas entender eso. Recuerda que vivo lejos y necesito irme —intenté recordarle.
Marcial podría hacer caso omiso a lo que yo le estaba diciendo por eso le recordaba que yo tenía que irme para que no se le ocurriera volver a querer tener relaciones otra vez.
—¿Por qué diablos te mudaste lejos? No había necesidad de irte tan lejos Ana. Está bien de que tú te quisieras mudar pero no tan lejos.
—Eso lo sabes Marcial. Mientras más lejos yo viva, mejor sería y no te quejes.
Entonces me movilicé para tomar un baño. Era suficiente y yo tenía que regresar a mi nuevo hogar sin importar que Marcial quisiera o no. Sentí que ya era suficiente y eso él lo tenía que aceptar sin quejarse. Retorné a la habitación para vestirme y Marcial se fue para el baño mientras yo me vestía. Me vestí de nuevo en lo que se bañaba Marcial y cuando Marcial salió del baño volvió a cuestionarme sobre lo mismo. Al parecer no asimilaba mi decisión.
—¿En serio por qué te mudaste? ¿Por qué te mudaste Ana?
Lo miré mal, como si él no supiera y me molestaba sus preguntas, entonces resoplé frustrada porque él se hacía el desentendido. Marcial molestaba con lo mismo como sino supiera nada. Con una bofetada iba a tener que escucharme verdaderamente.
—¿Cómo que no sabes? ¿Me estás haciendo esas preguntas? Tu esposa es la principal causante de que yo me haya mudado. ¿Acaso no sabes que tu cuñado vive en mi edificio? Esa es una de las razones por las que me mudé yo.
—Mi esposa no ha hecho nada en lo absoluto. Solo es casualidad de que alguien de su familia viva en aquella torre. Te aterra eso, pero por el momento no debes de preocuparte ñ. Debes de mantener la calma, por favor. Y hablando de eso Ana... ¿La venderá tu esposo? ¿Tu esposo venderá el antiguo apartamento? ¿O ya la vendió?
—Sí, él lo venderá. Me parece raro que no lo ha puesto en venta pero es algo que sucederá.
—¿Por qué no le dijiste que comprara otro apartamento más cerca? ¿Por qué tan lejos? ¿Por qué te mudaste tan lejos Ana? ¿Por qué?
—Porque no. Ese me gusta. Está bien lejos de esta ciudad. Y así se lo pedí ai esposo, un apartamento bien lejos de la ciudad. Así que acostúmbrate, por favor.
—Ana tú estás verdaderamente paranoica. Deja el drama de una vez por todas y toma las cosas aún más con personalidad como la mujer que tú eres.
—Piensa lo que quieras Marcial. De verdad que piensa lo que quieras. Yo soy la que he tenido mi dolor de cabeza bien latente.
De inmediato decidí abandonar la habitación y aquel lugar. Llegué a mi auto, y retorné a mi nuevo apartamento donde me sentía cómoda y feliz aunque a Marcial no le gustara. Obviamente Ariel no había llegado y le marqué a Yuri no antes de haberme sentado en un mueble. Allí me puse a conversar con mi amiga, la solterona que yo amaba tanto.
—Yuri ya llegué. Estoy en casa felizmente. ¿Qué me cuentas tú?
—Estoy en un jacuzzi.
—¿Sola? ¿O con quién estás?
—Estoy sola Ana. ¿Y esa pregunta?
—Por siacaso.
—¿Todo bien por allá? ¿Haz visto a Gabriela?
—No la he visto para nada. Marcial se burla de mí, él piensa que es un relajo. Y no es un relajo. El asunto es en serio. Me interroga de por qué me mudé tan lejos, el faltal quiere que yo me mude cerca como antes.
—Es hombre y no está pensando en las consecuencias amiga, pero descuida. Para eso estamos. Conocí al mejor amigo de Gabriela.
—¿En serio? ¿Y cómo Yuri?
—Casualmente uno de mis ex me presentó a su hermano y vi que tenía fotos con Gabriela. Le pregunté a mi ex y me contó algunas cosas.
—Ya veo. Me imagino que ye hiciste amiga del hermano de tu ex.
—Sí.
—¿Y de cuál ex es que tú hablas?
—De Evo.
—Ah, Evo. Por casualidad de la vida lo vi en estos días saliendo de una tienda.
—No me lo habías dicho Ana. ¿Quieres que te acompañe?
—No, de verdad que no. Hazlo si quieres.
—¿Y si salimos por ahí Ana?
—Mi esposo viene mas tarde.
—Olvídate de él y vamos a tomar.
—Está bien.
—Te paso a buscar como en una hora.
—Perfecto.
Entonces me movilicé para prepararle la cena a mi esposo, e incluso se la dejé en el horno y le envié un mensaje por whatsapp. Él no quería pero yo me fui en contra de la voluntad de él. Tranquilamente me quedé pensando muchas en lo que llegaba Yuri para hablar mejor.