emyshchion

En un mundo donde cada ser humano nacía con un Guardián Bestial, criatura forjada de la magia de los elementos primordiales —fuego, agua, viento, tierra—, la vida era una danza eterna entre el poder y el destino. Desde su primer aliento, a cada niño se le concedía no solo una bestia, sino también un Dominio: una afinidad mágica que moldearía su camino, ya fuera la invocación de tormentas, la manipulación de las llamas, la comunión con la tierra o el fluir del agua.
La nobleza y la realeza eran castas no solo de sangre, sino de poder. Las Casas más antiguas dominaban elementos raros: hielo, relámpago, sombras, incluso éter espiritual. Ángeles custodiaban antiguos pactos de equilibrio. Demonios susurraban tentaciones en las noches más oscuras. Hadas y espíritus vagaban entre los mortales, invisibles para la mayoría, pero vitales en los hilos del destino.
En este mundo nació —o más bien, renació— Caelan Duskvarr, un alma vieja atrapada en un cuerpo joven, sin memoria clara de su vida anterior, pero con la sensación ardiente de que había dejado asuntos inconclusos. Esta vez, en su nacimiento, su Guardián no fue un lobo de fuego ni un tigre de viento... sino una criatura prohibida: un Dragón de Sombra, un ser que no pertenecía a ningún elemento natural conocido.
Marcado por la sospecha, temido por los sabios, y vigilado por la realeza, Caelan tendría que navegar una vida plagada de secretos, donde su Dominio —aún desconocido y errático— lo conectaba tanto a la luz de los ángeles como a la oscuridad de los demonios.
El equilibrio del mundo se resquebrajaba. Familias nobles caían, reyes morían sin dejar herederos, y bestias salvajes surgían de grietas en la tierra misma. A medida que su poder crecía, Caelan descubriría que su reencarnación no era un accidente. Él era la pieza clave en un juego ancestral entre fuerzas divinas y malditas... y el mundo entero era el tablero.
Para sobrevivir, Caelan tendría que domar su Guardián, desentrañar el misterio de su pasado, formar alianzas improbables con hadas y espíritus, y desafiar a la mismísima nobleza y realeza que pretendían usarlo como un arma o destruirlo.

"El Guardián de las Sombras Primordiales"

### 🌫️ En algún lugar del Alto Concilio

Un salón sin ventanas. Columnas de obsidiana encantada. Runas grabadas con luz líquida.

Siete figuras encapuchadas se reúnen. Cada una representa una de las ramas supremas del mundo: **Cielo, Abismo, Espíritu, Naturaleza, Tiempo, Fuego y Vacío.**

> —Algo ha sido activado —dice la Voz del Espíritu—.

> —Un punto ciego que jamás debió recordar su nombre.

La Voz del Vacío asiente. En su tono no hay emoción, solo certeza.

> —No fue una ruptura accidental.

> Fue una **llamada desde adentro**.

Entonces, la Voz del Tiempo habla:

> —Uno de los sellos antiguos ha reaccionado.

El Concilio no discute mucho. Nunca lo hacen.

Cuando una anomalía de esa magnitud aparece, **mandan a los Cuervos del Velo**: agentes sin rostro, nacidos para observar y reportar.

> —Mandad a **Ivenza de la Bruma**.

> Si lo que ha despertado es lo que sospechamos…

> **Debe ser contenido antes de que recuerde su nombre completo.**

### 🜂 Fortaleza Filo Carmesí — Dos días después

Caelan entrena en silencio, el guantelete del Fénix oculto bajo vendas mágicas. Pero **algo ha cambiado** en su cuerpo: los hechizos fluyen más rápido, su bestia guarda silencio **como si escuchara otra voz más antigua**, y el fuego que invoca ya no es solo rojo… **sino anaranjado oscuro, como un sol moribundo.**

—Los que **vigilan lo que no debe despertar**.

Al anochecer, una mujer aparece a las afueras de la fortaleza. Nadie la ve entrar. **La niebla la precede.**

Cabello blanco como luna, ojos gris claro. Piel pálida. Ropajes grises bordados con símbolos del Concilio. Ivenza no es una guerrera común. Ella **habla con el maná.** Y el maná le ha contado un secreto.

—¿Caelan Dervair? —pregunta con voz que no permite mentira.

—**Vengo a saber si ya no eres tú.**

Sin aviso, lanza una runa de contención. Caelan la rompe en pleno aire. El guantelete arde y la explosión deshace parte del suelo. **Tahr'vel ruge desde el cielo.**

—Estás empezando a recordar...

—Entonces tenemos menos tiempo del que creíamos.

Se retira. No derrotada, sino **satisfecha.**

> —Diles que no estás listo aún.

> **Que el mundo elija bien a su enemigo.**

**FIN DEL CAPÍTULO 31 — Ecos en el Maná**

Capítulo 31 — Ecos en el Maná.