emyshchion

En un mundo donde cada ser humano nacía con un Guardián Bestial, criatura forjada de la magia de los elementos primordiales —fuego, agua, viento, tierra—, la vida era una danza eterna entre el poder y el destino. Desde su primer aliento, a cada niño se le concedía no solo una bestia, sino también un Dominio: una afinidad mágica que moldearía su camino, ya fuera la invocación de tormentas, la manipulación de las llamas, la comunión con la tierra o el fluir del agua.
La nobleza y la realeza eran castas no solo de sangre, sino de poder. Las Casas más antiguas dominaban elementos raros: hielo, relámpago, sombras, incluso éter espiritual. Ángeles custodiaban antiguos pactos de equilibrio. Demonios susurraban tentaciones en las noches más oscuras. Hadas y espíritus vagaban entre los mortales, invisibles para la mayoría, pero vitales en los hilos del destino.
En este mundo nació —o más bien, renació— Caelan Duskvarr, un alma vieja atrapada en un cuerpo joven, sin memoria clara de su vida anterior, pero con la sensación ardiente de que había dejado asuntos inconclusos. Esta vez, en su nacimiento, su Guardián no fue un lobo de fuego ni un tigre de viento... sino una criatura prohibida: un Dragón de Sombra, un ser que no pertenecía a ningún elemento natural conocido.
Marcado por la sospecha, temido por los sabios, y vigilado por la realeza, Caelan tendría que navegar una vida plagada de secretos, donde su Dominio —aún desconocido y errático— lo conectaba tanto a la luz de los ángeles como a la oscuridad de los demonios.
El equilibrio del mundo se resquebrajaba. Familias nobles caían, reyes morían sin dejar herederos, y bestias salvajes surgían de grietas en la tierra misma. A medida que su poder crecía, Caelan descubriría que su reencarnación no era un accidente. Él era la pieza clave en un juego ancestral entre fuerzas divinas y malditas... y el mundo entero era el tablero.
Para sobrevivir, Caelan tendría que domar su Guardián, desentrañar el misterio de su pasado, formar alianzas improbables con hadas y espíritus, y desafiar a la mismísima nobleza y realeza que pretendían usarlo como un arma o destruirlo.

"El Guardián de las Sombras Primordiales"

Capítulo 46 — Ecos de Otra Vida

*Inicio del Tercer Arco: “Las Cicatrices del Origen”*

### 🌪 El Mundo Tiembla... No por Magia, sino por Recuerdo

En su travesía hacia la Biblioteca Sin Nombre, Caelan se ve atrapado en una tormenta de energía arcana jamás registrada. No proviene de ningún elemento conocido. Es antigua, densa, **llena de voces que no pertenecen a este tiempo**.

El mundo a su alrededor se detiene por un instante. Las nubes dejan de moverse, las bestias enmudecen, y el aire se vuelve **memoria viva**.

Una voz resuena, más allá de los planos conocidos:

> “Caelan del Fuego Eterno. Te has acercado demasiado al núcleo.

> La reencarnación no es un ciclo. Es una **cadena**. Y tú... eres el eslabón que intenta romperla.”

Caelan cae de rodillas. Su visión se nubla. Y entonces —**ve**.

### 🔮 Una Visión Imposible: La Primera Vida

El fuego lo rodea, pero no es el suyo. Observa a un guerrero idéntico a él, vestido con ropajes que ningún reino actual reconoce, blandiendo una espada envuelta en **llamas celestiales** y montando una bestia sin forma, hecha de puro **caos elemental**.

Este Caelan… no es Caelan. Es **Kael’Orin**, el **Primero**, el humano original que enfrentó a los dioses cuando intentaron manipular los linajes del mundo. Su poder era absoluto… pero pagó el precio.

> **Kael’Orin** (mirándolo a los ojos):

> “Cada vez que renaces, lo haces más cerca del núcleo.

> Cuando seas uno conmigo… **el mundo cambiará para siempre**.”

Caelan despierta en un desierto que **no existía antes**. Uno que no aparece en mapas, ni responde a las leyes del mundo. Todo su alrededor ha cambiado: los cielos tienen dos lunas; las constelaciones, otros nombres.

> —¿Dónde estoy…? ¿O más bien… **cuándo** estoy?

### 🕰 El Mundo Que No Debería Existir

Caelan ha sido lanzado a una **realidad paralela**, una línea temporal olvidada, donde los elementos aún no estaban completamente definidos, y donde las bestias guardianas eran entidades **semidivinas**.

Aquí, su fuego es inestable, pero su alma **resuena con todo**. Este mundo **lo reconoce como su origen**… y **su final**.

Los primeros seres que lo encuentran no son humanos. Son los **Custodios del Origen**, una raza extinta en el presente. Y lo llaman con un título olvidado:

> **Custodio de Hueso de Estrella**:

> “¡Kael’Orin! ¡El quebrador del Edicto! ¡Has vuelto!”

Caelan intenta explicar que **no es Kael’Orin**, pero su alma vibra al oír el nombre.

### ⚔️ Declaración de Guerra Ancestral

En este mundo, una guerra olvidada sigue en curso: los **Constructores del Ciclo** —antiguas entidades angélicas y demoníacas— buscan atrapar el alma de Kael’Orin cada vez que renace, para impedir que recupere sus recuerdos por completo.

Caelan ha cruzado la última barrera.

Y mientras los cielos se quiebran y los antiguos titanes despiertan, Caelan debe elegir:

¿Buscar regresar a su mundo… o descubrir **toda la verdad del ciclo**, y enfrentarse al núcleo mismo de la existencia?

**FIN DEL CAPÍTULO 46 — Ecos de Otra Vida**

Capítulo 46 — Ecos de Otra Vida .