Era como si el aire hubiera sido succionado de la habitación.
En ese momento sus rodillas temblaron ligeramente, y antes de que alguien pudiera registrar lo que estaba sucediendo, hizo una reverencia Profunda y Respetuosa.
—Lo siento mucho —su voz tembló, cargada de urgencia y remordimiento.
—Me disculpo profundamente por este malentendido. No... No me di cuenta de quién era usted. —Su frente casi tocaba el mostrador mientras permanecía en su postura inclinada.
En ese momento un silencio espeso y sofocante cayó sobre todo el espacio.
Cada cliente. Cada miembro del personal. Incluso Victoria misma estaba congelada en su lugar, su expresión presumida transformándose en una de confusión.
En ese momento la mirada del gerente se posó en uno de los empleados.
—Ve a buscarme nuestros artículos exclusivos inmediatamente.
Inmediatamente el empleado corrió rápidamente hacia esa dirección.
Los murmullos comenzaron casi al instante.
—¿Acaba de hacerle una reverencia?