No mucho después de que se fueran, la madre de Valentine y ellos se dirigieron a casa.
Al entrar en la casa, Valentina sintió un cambio en el aire—una calidez que no tenía nada que ver con el suave resplandor de las luces.
El padre y la madre de Raymond estaban esperando en la sala de estar, sus ojos llenos de silenciosa comprensión. En el momento en que Valentina se encontró con su mirada, se enderezó y se inclinó respetuosamente.
—Buenas noches, Padre... Madre —dijo suavemente, su voz gentil pero firme.
La madre de Raymond dio un paso adelante, envolviendo a Valentina en un abrazo firme pero reconfortante.
—Querida, bienvenida a casa —susurró, frotando la espalda de Valentina de manera tranquilizadora.
Sin embargo, Raymond observaba en silencio, con una pequeña sonrisa tirando de sus labios mientras su padre asentía con aprobación.
—Hoy fue el aniversario de su madre —explicó Raymond, su voz impregnada de respeto.