CAPÍTULO 85

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Mientras Raymond y Valentina caminaban hacia el departamento de pagos, el aire entre ellos se sentía más pesado. Los suaves murmullos de la sala de exposición se desvanecieron en el fondo mientras la anticipación crecía a su alrededor. En el momento en que avanzaron, una empleada se acercó, sosteniendo una tableta.

—El precio del coche ha sido finalizado —anunció, con voz educada pero firme—. Son tres millones de dólares.

Inmediatamente siguió el silencio.

Luego la respiración de Valentina se entrecortó.

«¿Tres millones?»

Su cuerpo se tensó mientras se giraba bruscamente hacia Raymond.

—No —soltó, sacudiendo la cabeza—. Eso es demasiado.

Su voz tembló ligeramente, la incredulidad nublando su expresión.

Había esperado algo de alta gama, algo lujoso, pero no esto. No un coche que valiera millones.

—Esto es demasiado —repitió, con el pecho oprimido—. Estaba pensando en algo alrededor de veinte o treinta mil, no esto.