CAPÍTULO 86

Raymond podía ver cómo ella seguía dudando, sus dedos agarrando el dobladillo de su vestido como si estuviera buscando estabilidad. Suspiró y se inclinó, presionando un suave beso en su frente.

—Me gusta la forma en que haces las cosas, la manera en que piensas en los demás antes que en ti misma. Pero esta vez, deberías dejar que yo me encargue de todo. Confía en mí.

Valentina exhaló temblorosamente, asintiendo ligeramente, pero en su interior, todavía no podía sacudirse la sensación de inquietud.

Un coche tan caro... no quería que nadie en la familia de Raymond pensara que era extravagante o que se estaba aprovechando de su riqueza, eso sería muy triste para ella.

Raymond estudió su rostro, como si leyera cada pensamiento que pasaba por su mente. Luego, con una pequeña sonrisa, añadió:

—Y si estás preocupada por lo que la gente pensará... ¿qué tal si te digo, Valentina, que no solo te has casado con una familia adinerada, sino con uno de los hombres más ricos del mundo?