CAPÍTULO 99

De nuevo Raymond se apoyó contra la cómoda, observando mientras Valentina ajustaba el puño de su blazer. Sus brazos estaban cruzados, su expresión tranquila pero firme.

—No deberías preocuparte —le aseguró nuevamente—. Confío en ti cuando se trata de gestión. Vas a hacer un gran trabajo.

Valentina suspiró, sacudiendo ligeramente la cabeza.

—No se trata de hacer un buen trabajo, Raymond. Se trata de demostrar mi valía. No quiero que piensen que estoy aquí solo por mi apellido o conexiones.

En ese momento Raymond inclinó la cabeza, con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios.

—Y si alguien intenta portarse mal, ya sabes qué hacer. Repórtamelo inmediatamente. Vendré y les haré entrar en razón.

Valentina se volvió hacia él, arqueando una ceja.

—¿Hacerles entrar en razón? —se burló, cruzando los brazos—. ¿Te refieres como la última vez cuando 'hacer entrar en razón' implicó un puñetazo?

Raymond se encogió de hombros con inocencia. —Funcionó, ¿no?