CAPÍTULO 107

En ese momento, los dedos de Valentina se tensaron aún más alrededor de la cuenta, sus ojos se agrandaron mientras los números le devolvían la mirada. Todo su cuerpo se tensó como si acabara de ser empapada con agua fría. ¿$1,000,000?

Su respiración se volvió irregular.

Entonces sus labios se entreabrieron ligeramente, pero no salieron palabras. ¿Cómo? ¿Cómo era esto siquiera posible? Había verificado los precios dos veces.

Ninguna comida en el menú había estado remotamente cerca de esa cifra que resultaría en esta cantidad.

Había esperado, en el peor de los casos, una cuenta de $80,000, no esto.

Su corazón latía con fuerza. Sus manos, ahora agarrando la cuenta con firmeza, temblaban ligeramente.

«Esto tenía que ser un error».

En ese momento, algunos de los empleados intercambiaron miradas desconcertadas, sus expresiones indescifrables. Algunos de ellos, particularmente el personal de mayor antigüedad, fruncieron el ceño sutilmente, confundidos por la reacción de Valentina.