CAPÍTULO 126

Avery parpadeó una vez, la sonrisa aún extendida en sus labios—pero sus ojos se habían estrechado, solo un poco.

Valentina seguía sin parpadear. No estaba aquí para jugar juegos.

Sin embargo, la sonrisa de Avery no se desvaneció, pero algo en sus ojos cambió—solo un destello, apenas perceptible a menos que estuvieras realmente observando. Se quedó en silencio un segundo más de lo necesario, luego soltó una risa forzada y dio un paso atrás.

—Está bien —dijo, quitándose pelusas invisibles de su chaqueta—, si tú lo dices.

Su tono era ligero. Demasiado ligero.

Pero dentro de su pecho, sus pensamientos rugían.

Mantuvo su rostro tranquilo por fuera, pero su mente corría.

«Pensé que eran rumores. Pensé que su cara y su piel estaban arruinadas sin remedio... Que se escondería para siempre. Pero estando aquí ahora, es simplemente increíble».

Avery no podía negar lo que sus ojos estaban viendo, Valentina se veía... perfecta.

No solo bien. No solo recuperada. Perfecta.