Él dio una pequeña sonrisa, luego giró ligeramente la cabeza.
Con un chasquido de sus dedos, los cinco dependientes que llevaban las cajas de vestidos comenzaron a moverse.
Suavemente, con cuidado, empezaron a abrir las cajas una por una.
La primera caja reveló un vestido azul medianoche. La tela brillaba como estrellas en el cielo. Alrededor de la cintura, pequeños cristales estaban tejidos en líneas como luz. Parecía suave pero pesado—claramente valía miles y miles.
La segunda caja mostró un vestido rojo intenso, elegante y definido. Tenía hojas plateadas cosidas a través del pecho. El escote era audaz, y daba la sensación de realeza.
La tercera caja era aún más brillante. Era un vestido dorado suave, liso como la seda, y fluía como el agua. Alrededor de la parte inferior había pequeños patrones de flores hechos con hilo de oro real.