CAPÍTULO 142

Bajo la suave luz que se filtraba por las persianas de la ventana, Raymond intensificó su abrazo, atrayendo a Valentina aún más cerca como si intentara protegerla del pasado mismo. Sus labios se posaron suavemente sobre su frente una vez más, su voz baja y llena de culpa.

—Lo siento, Valentina... Realmente lo siento por todo lo que pasaste. Si hubiera llegado antes... si te hubiera encontrado antes... no habrías sufrido ni una décima parte de ese dolor. No merecías nada de eso. Nada.

Al escuchar lo que Raymond acababa de decir, Valentina parpadeó lentamente, conteniendo la calidez que se acumulaba en sus ojos. Levantó ligeramente la cabeza, su voz suave pero firme.

—¿Por qué te disculpas por eso? —susurró—. No es tu culpa, Raymond.

Ahora tocó su mejilla con ambas manos, como si intentara hacer que él mirara más profundamente dentro de ella—que realmente viera lo que quería decir.