CAPÍTULO 143

Ella lo miró con incredulidad, aunque su pecho comenzaba a calentarse ante su persistencia.

—Lo digo en serio —dijo ella—. Ya has gastado demasiado. ¿Te das cuenta de todo lo que has hecho por mí? No puedo permitir que sigas tirando el dinero así.

En ese momento Raymond dio un paso más cerca, esta vez tomando su mano. La sostuvo suavemente.

—No me importa cuánto gaste. Solo me importa que cuando entres en esa habitación, lo hagas como la reina que eres. Quiero que tengas lo mejor, porque te lo mereces.

Inmediatamente Valentina se mordió el labio inferior, luchando contra la sonrisa que intentaba asomarse. Desvió la mirada, pero él suavemente levantó su barbilla para que lo mirara.

—No más discusiones —dijo suavemente—. Vamos.

Sin embargo, Valentina no se movió. En su lugar, fue a sentarse con las piernas cruzadas y las manos dobladas en su regazo. Su mirada se desvió de Raymond al armario abierto y luego de vuelta al suelo pulido.

Suspiró.