Los ojos de Raymond se dirigieron hacia ella.
—Es la única persona a la que realmente he temido —confesó Valentina—. Siempre tuvo este... poder. No solo dinero, sino influencia. Oscuridad también. Hay algo extraño en él.
Sus dedos se tensaron formando un pequeño puño.
—Escuché historias, Raymond. Sobre lo que les ha hecho a otros. Acoso sexual. Abuso. Amenazas. No es solo el hijo de un hombre rico—es peligroso. Inestable.
Sacudió la cabeza, parpadeando rápidamente para contener cualquier emoción que intentara surgir.
—Tuve suerte de que no llegara tan lejos conmigo. Seguí huyendo antes de que pudiera acercarse lo suficiente para atraparme... pero si lo hubiera querido, no creo que se hubiera detenido.
Raymond no dijo nada al principio, pero su mente trabajaba a toda velocidad. Daniel Bushman... o como ahora recordaba de su expediente—Damien Bushman. Finalmente encajó.
Así que era él.
Raymond exhaló silenciosamente, manteniendo su expresión serena para no alarmar a Valentina.