—Sir Collins —Robery Collins levantó la mirada hacia la mujer que estaba en la puerta y le hizo un gesto para que entrara mientras cerraba la carpeta frente a él con determinación.
—Melanie. Gracias por venir a mi invitación —suspiró cansadamente entonces, como si estuviera preocupado por mil pensamientos y señaló hacia la silla frente a él, instándola silenciosamente a tomar asiento.
La vio dudar por una fracción de segundo antes de sentarse, su postura compuesta, su expresión indescifrable. Él era un hombre de experiencia y podía juzgar a una persona con pocas miradas, pero Melanie parecía desconcertarlo.
La estudió por un momento, y finalmente habló:
—Melanie, sobre lo de ayer... —se detuvo, dejando deliberadamente espacio para que ella interviniera, para ofrecer alguna explicación o excusa sobre cómo había llegado a estar con Adam. Pero ella no hizo tal cosa. En cambio, simplemente sostuvo su mirada con una calma inquebrantable como si no tuviera nada que decir.