Melanie Collins era la esposa perfecta: cariñosa, fuerte y confiable. Durante los últimos años, había gestionado sola la desordenada familia y el negocio de su esposo mientras esperaba que él regresara de estudiar en el extranjero. Pero cuando finalmente volvió, el mundo de Melanie se desmoronó: no estaba solo. Junto a él venía su 'mejor' amigo.
Destrozada y confundida por el cambio en su esposo, Melanie no sabía a dónde acudir. Y entonces tropezó con otra fría realidad. Todo lo que había creído era una mentira.
Hirviendo de ira y humillación, mientras intentaba asimilar la traición, una persona inesperada entra en escena, decidida a seducirla y conquistarla.
El único problema? El hombre era su ex cuñado...
Y contra su buen juicio, se siente atraída por este chico malo...
Pero mientras Melanie trataba de entender los cambios, descubrió que había más cosas sucediendo de lo que jamás imaginó. ¿Realmente ambos hermanos se habían enamorado de ella? ¿O era solo un peón en un juego más grande?
excerpto
Como ya estaba apoyado contra la mesa, simplemente se deslizó sobre ella y, con un rápido movimiento, enganchó su bota alrededor de la pata de la silla de ella y la jaló—la jaló a ella—más cerca. El movimiento repentino la hizo sobresaltarse ligeramente, y cuando miró hacia arriba o más bien cuando miró hacia adelante, se encontró mirando directamente la cremallera de sus jeans... Entonces levantó la mirada y se encontró con sus ojos.
Él le sujetó la barbilla, "¿Te gustaría comprobar si solo estoy fingiendo, dulce melón?" Melanie se puso rígida. Y luego empujó su silla hacia atrás repentinamente, de modo que Adam casi perdió el equilibrio, mientras ella se ponía de pie.
Antes de que él pudiera equilibrarse, ella colocó su mano en su hombro, sus dedos rozando su cuello.
Adam se puso tenso, sus ojos brillando mientras esperaba ver qué haría ella a continuación. Y ella, por supuesto, lo sorprendió cuando su otra mano se posó lentamente en el interior de su muslo. Y entonces, la mano en su hombro comenzó a moverse. Sus dedos trazando el costado de su cuello antes de levantarse mientras ella lanzaba una mirada a la comisura de su boca. El pequeño trozo de metal brillando allí. Lo rozó ligeramente, apenas un toque, pero Adam podía sentir el calor por todo su cuerpo, mientras ella se inclinaba cerca, sus labios apenas a unos centímetros de distancia... para que ambos pudieran sentir la respiración del otro…
Ella sonrió lentamente entonces. "Cuidado, Adam", murmuró, su voz juguetona, pero llevando el inconfundible filo de un desafío. "Sigue presionando, y podría descubrir tu farol."
excelente novela, me encanta quisiera leer más