—¿De verdad le dijiste que querías acostarte con él?
Los ojos de Leala se abrieron de par en par por la sorpresa antes de que una sonrisa traviesa se extendiera por su rostro. Sin dudarlo, levantó la mano para chocar los cinco. —¡Ese es el espíritu, chica! ¡Audaz y sin miedo, me encanta! Pero en serio. ¡Tienes que trabajar en tu momento! ¡Deberías haberme dicho esto en cuanto llegaste, no en medio de esta película aburrida!
Melanie suspiró y de mala gana chocó su palma contra la de Leala, preguntándose qué la había impulsado a anunciar esto.
—Entonces... ¿qué pasó después? —preguntó Leala, inclinándose hacia adelante ansiosamente como si esperara que Melanie le contara toda la historia—. ¿Se abalanzó sobre ti allí mismo?
Melanie gimió. —Oh, parecía completamente aturdido, como si acabara de confesarle que era un extraterrestre o algo así. Y luego... casi me mata.