—Sé lo que estás pensando, Leala. Y necesito que dejes de preocuparte.
Laela giró la cabeza y miró con enojo a Melanie.
—¿En serio? ¿Qué estoy pensando?
—Estás preocupada por cómo se comportará Adam. Pero ya hemos llegado a un acuerdo. Así que no necesitas preocuparte.
Laela entrecerró los ojos, claramente no convencida. Con un dramático resoplido, se puso de pie, colocando las manos en sus caderas.
—Bien. Vamos. No me importa qué tipo de acuerdo ridículo hayas tramado con esa Sobrecarga de Belleza —agitó una mano despectivamente—, pero hazle saber que si alguna vez te lastima, personalmente lo prenderé fuego. Literalmente.
Melanie apretó los labios, tratando de no reírse.
Laela continuó, su voz goteando amenaza.
—Nunca fui tras Spencer porque lo amabas... —Se detuvo, su expresión cambiando repentinamente, una sonrisa lenta y malvada extendiéndose por su rostro mientras la sonrisa de Melanie desaparecía lentamente...