—Y una vez que escuché todo, finalmente tuvo sentido. Por supuesto que la odiabas. Porque nunca harías lo que ella te acusó de hacer.
Las palabras resonaron dentro de su cabeza y sus brazos se apretaron alrededor de ella sin pensarlo. Durante tanto tiempo, se había preguntado si ella había sabido la verdad desde el principio. Si se había estado conteniendo, esperando a que él confesara. La idea lo había carcomido más de lo que le gustaba admitir. Pero ahora, al escuchar que ella confiaba en él—que le creía—algo se asentó en su interior. Como si un peso que no se había dado cuenta que llevaba finalmente se hubiera levantado.
Melanie sintió el cambio en él. La forma en que la sostenía un poco más fuerte. Cerró los ojos, tratando de imaginar cuán pesado debió haber sido todo esto para él. Cuánto tiempo lo había guardado para sí mismo. Tomó un respiro silencioso y comenzó: