Alegría

Madam Collins se despertó de un humor excepcionalmente alegre. El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, proyectando un cálido resplandor sobre su lujoso dormitorio, reflejando la emoción que burbujeaba en su interior.

Hoy prometía ser un día triunfal, lleno de una satisfacción largamente esperada. ¡Tres años! Tres años había hecho todo lo posible para quebrar el espíritu de esa mujer, pero Melanie había persistido. No le importaba si le daban una reprimenda o la insultaban delante de los sirvientes.

Melanie era como una fortaleza inamovible, para nada molesta por ella. Y así como Melanie había continuado soportando en silencio, ¡el deseo de Linda Collins de verla quebrada y perdida se había multiplicado! Ese deseo finalmente se haría realidad hoy.