—Nunca pensé que llegarías a ser inútil para mí, Saira —dijo fríamente el Señor Robert Collins, su voz cortando el silencio como una navaja.
Saira se arrodilló ante él, su cuerpo temblando mientras intentaba formar las palabras de una disculpa.
Pero no era por haber hecho algo malo —no en el sentido habitual. Era por haberle fallado. Por no haber logrado derribar a Adam.
Se suponía que el plan era sólido. Cada paso había sido pensado. Cada detalle considerado. Debería haber funcionado. ¿Quién hubiera imaginado que Melanie sería quien lo arruinaría todo? Nadie esperaba que ella encontrara algo así del pasado —algo con verdadero peso. Encontrar y obtener acceso a la grabación esa noche fue realmente algo inesperado.