—¿Qué estás haciendo? ¿Cómo entraste aquí? —preguntó Melanie mientras se sentaba en la cama y miraba al hombre que acababa de entrar en su habitación.
—Estoy aquí para dormir, por supuesto. ¿Realmente pensaste que te dejaría todo este gran espacio para ti sola? ¿Hmm? Te lo advertí, ¿no? Que puedo burlar todas las cerraduras...
Melanie asintió a sus palabras, pero si alguien le preguntara qué había dicho él, no tenía idea. Todo en lo que podía pensar y mirar era en quien caminaba hacia ella.
Él llevaba esos mismos shorts negros y holgados que había estado usando cuando ella lo engañó para sacarlo de la habitación. La visión de él en el tenue resplandor de la luz nocturna hizo que su estómago se tensara. Recostada en la cama, envuelta en la oscuridad, sabía que él no podía verla claramente. Así que se permitió mirarlo fijamente.