Spencer estaba de pie fuera del hospital, tomando una respiración larga y constante. El aire estaba viciado, pero necesitaba un momento para recomponerse. Ya no había forma de evitarlo. Iba a tener que confesar todo el fiasco.
Cómo lo había planeado todo. Cómo se había convencido de que era la única manera. Aliarse con Saira, ayudarla a desaparecer mientras incriminaba a Melanie y se deshacía de Adam para siempre. Todo había parecido tan limpio, tan definitivo en su cabeza.
Pero todo había salido mal. Desastrosamente mal. Tal como el anciano había predicho cuando supo lo que había hecho.
Ahora no le quedaba nada más que consecuencias y el silencioso temor que pesaba en su pecho. Ya podía imaginar la expresión en el rostro del hombre. La incredulidad, la rabia y esa expresión de "te lo dije". Estaría furioso y probablemente con razón. Pero ¿qué opción tenía Spencer? No era como si pudiera deshacer lo que había pasado.