Atrapado

Elías Krane miró el supuesto testimonio del testigo frente a él, luego desvió su mirada hacia la información que había recibido de Melanie, y finalmente hacia las imágenes de vigilancia que su investigador privado había recopilado. Se sentó allí en la estéril sala de espera, rodeado de frías paredes blancas y zumbantes luces fluorescentes, pero su mente estaba lejos de estar quieta.

Melanie había sido puesta bajo custodia, y aunque él era perfectamente capaz de conseguir su liberación mediante órdenes judiciales, sabía que era mejor no hacerlo. Por mucho que lo odiara, era más seguro para ella permanecer detenida por ahora.

Al menos allí, estaba protegida—vigilada. Si alguien intentaba nuevamente atentar contra la vida de Adam Collins, y estaba bastante seguro de que lo harían, entonces Melanie no se vería afectada por las consecuencias. Nadie podría señalarla con el dedo, no estando ella tras puertas cerradas.