Sarah
Me despierto con el estómago hecho un nudo, un sabor amargo cubriéndome la boca.
Algo no está bien.
Miro a mi lado y veo que está vacío. Matthew debe haberse levantado antes que yo y salido de la habitación.
Las náuseas vuelven a surgir, una ola caliente que sube desde mi estómago hasta mi garganta. Aparto las sábanas de una patada y me tambaleo hacia el baño.
Apenas llego al inodoro antes de que todo salga. Ni siquiera he desayunado todavía, así que es principalmente bilis y la cena de anoche. Mis rodillas se clavan en la alfombrilla del baño, los dedos agarrando la taza del inodoro con tanta fuerza que se vuelven blancos.
Gimo. Mis ojos lagrimean y mi nariz moquea. Me siento asquerosa.
Cuando finalmente cesan las arcadas, me siento sobre los talones. Es entonces cuando me doy cuenta.
Podría estar embarazada.