Sarah
Veo el nombre en la pantalla y hace que me hierva la sangre.
Amanda.
La mujer que él ha estado esperando y por la que me ha rechazado una y otra vez.
Matthew agarra el teléfono del escritorio sin siquiera parpadear, como si yo ni siquiera estuviera aquí.
El aire se vuelve helado.
Doy un paso atrás, cruzando los brazos sobre mi pecho mientras él se lleva el teléfono a la oreja.
—Amanda —dice, con la voz tensa, llena de emociones.
Quiero odiar lo rápido que contesta. Quiero odiar cómo cambia su rostro.
Debería irme. Debería girar sobre mis talones y salir de esta oficina con la cabeza alta, con mi orgullo intacto.
Pero no lo hago.
Me quedo, observando, esperando.
—...Sí —dice Matthew, frotándose la mandíbula—. Lo sé.
No puedo oírla y me está matando. ¿Qué está diciendo?
Se inclina hacia adelante, apoyando el codo en el escritorio. —¿Cuándo? —pregunta ansiosamente.