La nueva secretaria

Agustín no podía dormir. Se revolvía en la cama, con el remordimiento carcomiendo su interior. En un momento de ira, había hecho algo completamente fuera de su carácter: había besado a Ana a la fuerza.

Se dio la vuelta sobre su espalda. Mirando al techo, presionó sus dedos contra su frente. «¿Debería ir a disculparme con ella?», se preguntó a sí mismo.

«¿Por qué deberías disculparte?», le rebatió una voz en su cabeza. «Ella no tenía por qué hablar con Denis en primer lugar».

Aunque el remordimiento tiraba de él, las dudas aún nublaban su mente. Había esperado que Ana mantuviera distancia de Denis, pero ella había continuado hablando con él por teléfono. Eso le había hecho perder el control.

«¿Todavía tiene sentimientos por Denis?» El pensamiento lo inquietaba. «¿Es el tipo de mujer que vacila entre dos hombres?»

Tan pronto como surgió la pregunta, la descartó.