Una recompensa especial

La mandíbula de Ana cayó, su boca formando una gran 'O'. —¿Qué? ¿El Director Ejecutivo? —exclamó.

—Sí —su voz permaneció tranquila, como si no fuera nada fuera de lo común.

Pero para Ana, era una noticia increíble. —¡Dios mío! ¡Eres el Director Ejecutivo! ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Agustín le lanzó una mirada juguetona. —Bueno, ahora que lo sabes, ¿qué vas a hacer? ¿Colmarme de regalos? ¿O tienes alguna recompensa especial en mente?

Su rostro se iluminó de emoción. —Lo que quieras —declaró—. Por una noticia tan grande, estoy dispuesta a darte cualquier cosa.

Un destello travieso brilló en sus ojos. —Bien, te diré lo que quiero. Pero no te retractes de tu palabra.

—No lo haré —prometió con confianza, completamente inconsciente de lo que él tenía en mente.

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En la oficina de Denis…

—¿Cómo sucedió esto? —rugió Denis al enterarse de que el padre de Ana había sido sacado del hospital.

Haris tembló, bajando la cabeza.