El padre de Agustín era ilegítimo, un bastardo.

El ceño de Audrey se frunció. Siguió la mirada de Ana y divisó a una mujer elegantemente vestida que entraba, con el cabello perfectamente peinado, su maquillaje impecable y todo su atuendo gritando lujo. Se movió con gracia hacia la mesa central reservada y se sentó con un aire de importancia.

Audrey se inclinó hacia Ana y murmuró:

—Esa es la madre de Denis, ¿verdad?

Ana asintió levemente, su expresión tensándose.

—Sí... es ella.

Antes de que cualquiera de ellas pudiera procesar el momento, Tania entró.

Ana instintivamente agarró la carta del menú y la levantó para cubrir su rostro. Audrey, captando la situación, hizo lo mismo, aunque sus ojos brillaban con curiosidad mientras miraba por encima del borde del menú.

Tania caminó directamente hacia la mesa de Jeanne Beaumont y se deslizó con confianza en el asiento frente a ella.

—Vaya, vaya... parece que son bastante cercanas —susurró Audrey—. Tania definitivamente se está abriendo camino.