¡Fideos que podrían sacudir todo el continente!
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Sin embargo, todo lo que se necesitó aquí fueron unos pocos cristales, algo de fideos instantáneos y —¡boom!— ¿estaban en el camino hacia ello?
Absurdo. Ridículo. Imposible.
Pero real.
Y mientras lo pensaban, se encontraron imaginando el caos que estallaría si esta noticia se extendiera por todo el Continente del Cielo Azul.
¿Cuántos cultivadores poderosos, cuántas figuras influyentes, lucharían por poner sus manos en estos fideos?
Y no era solo el potencial para la iluminación...
El sabor por sí solo valía el esfuerzo. Valía la pena esperar en fila durante horas, incluso días, solo para comerlo de nuevo.
Los dos ancianos intercambiaron miradas, con entendimiento brillando en sus ojos. No necesitaban hablar —ambos habían llegado a la misma conclusión.
Lo que acababan de encontrar no era solo extraordinario.
¡Esto era algo que podría sacudir todo el continente!