Lo que Hao no sabía era que Kurome no solo estaba observando.
¡Estaba estudiando!
Para ella, el Estallido Cegador no era solo una técnica de luz.
Era estructura.
Era diseño.
Ella vio cómo el qi solar se reunía en capas precisas antes de estallar en una ola de brillantez explosiva.
Pero ella no estaba interesada en la luz.
Como Lince del Vacío Pumbral, su dominio era lo opuesto.
Donde Hao se basaba en el resplandor y el destello, Kurome veía potencial para la oscuridad.
Los mismos patrones podían invertirse.
Si la luz podía cegar, entonces la oscuridad podía devorar.
Donde él convertía la visibilidad en la nada, ella podía hacer que el mundo colapsara en una quieta negrura.
El concepto la emocionaba.
Silenciosamente, a su manera, Kurome comenzó a imaginarlo.
Una técnica reflejada.
Una que no estallaba hacia afuera, sino que colapsaba hacia adentro.
Sin gritos, sin brillo. Solo el repentino silencio sofocante de la sombra absoluta.
El mañana llegó rápidamente.