Ahora, el chico se encontraba muy lejos de aquel lúgubre lugar. El aire aquí era limpio y fresco, el suelo bajo él frío pero no desagradable.
Podía oler levemente sangre, probablemente la suya, pero cuando miró su cuerpo, ¡las heridas habían desaparecido!
Sin heridas, sin moretones, nada más que piel lisa e intacta.
Un pensamiento repentino lo golpeó con fuerza, oprimiéndole el pecho.
Su hermana pequeña. ¡Shu'er!
¿Estaba bien?
Giró la parte superior de su cuerpo apresuradamente, sus ojos escaneando frenéticamente en busca del único rostro que necesitaba ver.
Hasta que finalmente, la vio acostada en el suelo cerca, con un joven de cabello negro y una chica pelirroja agachados junto a ella.
—¡Shu'er!
Una urgencia cruda se manifestó mientras el chico se incorporaba sin esfuerzo.
Su cuerpo respondió con perfecta facilidad. Sin dolor. Sin tensión. Era como si hubiera despertado de una pesadilla a un sueño.
No solo estaba bien - ¡se sentía increíble!