Elena se despertó sintiéndose muy feliz al ver que el Rey Killian estaba durmiendo a su lado, abrazándola tan cerca como si su vida dependiera de ello. Lo que era aún más emocionante era que estaba sin camisa. No sabía por qué, pero siempre entraba a la habitación completamente vestido, pero de alguna manera se quitaba la camisa cada noche. Aunque a ella le gustaba, la idea de que él quisiera que su piel rozara contra la suya.
Elena a veces tenía el sueño pesado y anoche tuvo que ser una de esas noches, por eso no se dio cuenta cuando él entró en la habitación y lo que había hecho durante toda la noche. Ni siquiera notó la pequeña marca roja en su cuello por Killian chupando ese lugar en particular.
Elena se movió suavemente, tratando de levantarse para poder ir al baño. Lentamente despegó las manos de su esposo de su cintura, sin querer despertarlo. Cuando estuvo libre, trató de levantarse, pero su fuerte brazo de repente la atrajo de nuevo, abrazándola por detrás.