Bésame

Afortunadamente para el Rey Killian, sobrevivió la noche, pero apenas. Se levantó de la cama de una manera bastante inquietante, como un zombi. Sus ojos estaban rojos intensos por la falta de sueño y su cabello negro como el cuervo estaba desordenado sobre su apuesto rostro debido a todas las vueltas que había dado.

En ese momento, realmente parecía más un fantasma que un zombi, muy cansado y desaliñado.

A regañadientes, el Rey Killian se arrastró desde la cama hasta el baño. Resopló con fastidio cuando vio su cara en el espejo.

—Tanto para aceptar la atracción —murmuró mientras abría el grifo y comenzaba a enjuagarse la cara en el lavabo. Apenas había dormido esa noche.

Después de enjuagarse la cara y echarse hacia atrás el cabello desordenado, miró hacia abajo a su pene hinchado y adolorido, y suspiró nuevamente.

¿¡Había estado así toda la noche!?