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Después de sopesar las opciones, el Rey Killian decidió que sería mejor no luchar contra lo que le estaba sucediendo. Su cuerpo y mente, tal vez incluso su alma, querían cosas totalmente diferentes y él había estado rechazando lo que su mente y cuerpo deseaban, tratando de seguir a su alma... la parte de él que quería romper su maldición más que nada.
Así que, después de mucha deliberación, el Rey Killian acordó no luchar más con su mente y cuerpo. En lugar de huir de Elena o evitarla, esperando recuperarse pronto, intentaría acostumbrarse a su presencia y combatir el afecto, en cambio.
Con este plan, el Rey Killian creía que recuperaría el control una vez que se acostumbrara a la presencia de Elena. Cuanto antes se desvaneciera su afecto o lo que fuera que le estaba sucediendo, mejor para él.