¿Lluvia?

"""

Una descarga de electricidad sacudió al Rey Killian en el instante en que los labios de su esposa se encontraron con los suyos. Sus ojos se abrieron de sorpresa, y el calor recorrió su cuerpo, encendiendo el deseo como una llama mientras su miembro cobraba vida.

Al principio, Elena permaneció congelada por la sorpresa, su mirada dilatada fija en los ojos de Killian. Luego, como si de repente él se hubiera convertido en una planta venenosa, ella se puso de pie de un salto.

—Lo siento —susurró, con voz temblorosa por la culpa.

El Rey Killian se recompuso y se levantó del suelo. Se sacudió algunas motas de polvo del hombro, con movimientos lentos y controlados.

—Está bien, Elena —murmuró, con tono calmado. Luego la miró, con mirada tierna—. ¿Estás bien? —preguntó mientras acortaba la distancia entre ellos. Suavemente, levantó su barbilla con un dedo—. No estás herida en ninguna parte... ¿verdad?